jueves, 15 de noviembre de 2007

Perfil : Fran Valenzuela

Ayer terminé de ver la segunda temporada de Sex and the City. Después de varios capítulos de ir y venir entre Carrie y el adorable y odiado Mr. Big, ella por fin se da cuenta del por qué de su desastrosa relación. La historia es así, luego de dos años (y un break de seis meses de por medio) con Mr.Big la relación se termina cuando él se va a París. Sólo cinco meses después, Carrie se lo encuentra en una fiesta en The Hamptons del brazo de una hermosa y joven modelo que conoció en Francia. Unos días después, salen a comer y Carrie entra en colapso cuando él le cuenta que está comprometido con la Francesita, ¿y quien no se querría pegar un tiro? Él mismo le dijo que jamás volvería a casarse.. ¿cómo es posible que ella, que estuvo dos años con él nunca haya logrado que él le presentara a su mamá y esta pendejita recién llegada se lo lleva directo al altar? Simple, la francesita es simplemente simple. Después de unos cuantos cosmpolitan con Miranda, Charlotte y Samantha, Carrie llega a una conclusión: Hay dos tipos de mujeres, Las simples y las Katies (haciendo alusión al personaje de Barbra Streisand en The way we were, en la que Robert Redford la deja también por una una jovencita más cándida, calladita y sin conflictos internos).

Entonces, me pregunté.. ¿Acaso también soy una Katie? Según mi amigo Martín, oldies FM siempre tiene respuestas, en mi caso , el playlist aleatorio de Winamp nunca falla. Y esta vez no fue la excepción. Apenas puse play, Dulce de Francisca Valenzuela comenzó a sonar. Siempre me gustó la Fran, perdón por lo patuda, pero cuando la escuchas te imaginas una mujeraza, una tremenda mina, de esas con pelo largo y cara de hijas de puta todo el tiempo, onda actriz de la Chile con su volá de "Los hombres me dan lo mismo y son todos unos subnormales". Pero luego la ves, y no es más que una niñita flaca, y muy bien vestida, sentada tras un piano. Y ahí todo me calzó, ella también es una Katie. No es que simplemente odie a los hombres y a las mosquitas muertas, es una mina con las cosas claras, inteligente y mordaz. Toda una amenaza para esa manada de hombres inseguros, que en un principio te resultan adorables, pero siempre te rompen el corazón por una más tonta, más flaca y más callada.

¿Acaso es esta la razón de por qué siempre los mejores hombres son las peores parejas? ¿ O el por qué de esas estúpidas rupturas que más parecen una lucha de egos? Si eres una Katie, más de alguna vez has sentido que tu relación no es más que una competencia. Entonces, la guerra no es entre las Katies y las simplonas, ellas no tienen nada que ver. El problema es con los hombres, y ni siquiera con los tontos, sino con los inteligentes que se cagan de susto de tener una mina que piense tanto o más que ellos al lado.

Pero no tenemos corazón de piedra señores, sino pregúntele a la señorita Valenzuela, que seguro que fue una Katie toda su vida y cuando el mijo se asustó la dejó.. sola y con mil cosas que decir y escribir. Y está claro, las Katies no tienen por qué ser mujeres maduras, solteras y mega exitosas profesionalmente, de esas asiduas a los a happy hours . Quizás todas tenemos una Katie dentro ...

Ahora, ¿nos conviene realmente sacarla? ¿O deberíamos andar con un cartel que dijera "no soy dulce", como si fueramos leprosas? Como consuelo les puedo decir que luego de tres temporadas más y el matrimonio fallido con la simple, Mr. Big va en busca de Carrie hasta París. Pero no todo es miel sobre hojuelas, tampoco se emocionen tanto, porque Robert Redford, a pesar de amar a Streisand, al final de la película se casa con su nueva y menos complicada conquista.

Lo que es yo, decidí escuchar un poco más a mi nueva comadre Katie. Y unos tracks más allá, me sentí completamente "Afortunada", porque a pesar de ser complicada, histérica y obsesiva, tengo una segunda piel para recorrer. En ese instante pensé, "sí, todas tenemos esperanza. Incluso las que amamos hablar demás". No tendríamos que dar miedo.. si al final, las Katies también podemos amar y quizás, con un poco de suerte, nuestro propio Mr. Big podría ser un poco menos pastel que el de la tele.